El AMOR, un don de Dios.

“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios”. 1 Juan 4:7
“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios”. 1 Juan 4:7

El AMOR, un don de Dios.

Una de las mayores necesidades del ser humano es la de amar y ser amado. El  amor es indispensable para la sobrevivencia pues, sin él, perdemos nuestra vitalidad  emocional y física. Cuando experimentamos el amor, sentimos un profundo bienestar  que nos afecta física, mental, social y espiritualmente. 

La carencia de afecto lleva a mucha gente al divorcio, a los hospitales  psiquiátricos y al suicidio. Un niño que no tiene un relacionamiento afectivo con los  padres, especialmente con la madre, puede desarrollar disturbios emocionales y  presentar inconvenientes en el desarrollo físico. Para mantener relacionamientos  saludables, el único remedio es el amor, porque cuando él falta la familia se desmorona  en frustración. 

  1. El origen del amor 

“¡Dios es amor!” Él es la fuente de todo amor verdadero. Él tanto amó al mundo  que dio a su Hijo” en sacrificio (1 Juan 4:8; Juan 3: 16). Jesús dejó el Cielo para morir  por nosotros. Nunca habrá una demostración de amor mayor que esa. La base del amor  que debemos tener para con nosotros mismos y para con nuestro prójimo es el amor  divino. 

  1. Lo que el amor no es 

El amor no es un sentimiento, que puede desaparecer. Los sentimientos pueden  ser alterados por el estado emocional, por los sentidos, por enfermedades, por la actitud  del compañero (a), etc. Generalmente la primera atracción entre dos personas se basa en  aquello que se siente. Pero cuando la relación llega al matrimonio, ya no debe estar  basada sólo en los sentimientos. 

Muchas veces se confunde el amor con la ardiente pasión que, al ser probada en  las adversidades, se marchita y muere. El resultado son muchas casas amargadas por la  decepción y la desilusión. El amor es como una plantita que necesita ser cuidada y  nutrida para que no muera. La base de un matrimonio saludable debe ser un principio  adoptado por una decisión racional de amar, que parte de una voluntad consagrada a  Dios, cueste lo que cueste.  

  1. Principios del amor verdadero 

En una relación de pareja, surgirán momentos de insatisfacción emocional, como  si los sentimientos del inicio de la relación hubiesen acabado. De ahí surgen dudas:  “¿Será que ya no lo amo?”, “¿Qué es lo que no está funcionando?”

“Familia Feliz”, es propiedad de la Red de Comunicaciones Nuevo Tiempo. Institución de la  Iglesia Adventista del Séptimo Día 

Pero tales momentos forman parte de la relación y es a partir de ahí que  elegimos amar. Por eso, los sentimientos no son la guía más segura. Los principios del  amor verdadero deben estar en acción. 

El amor verdadero viene de Dios. 

Si Dios es el origen del amor, cuanto más buscamos conocerlo, más capacitados  vamos a estar para amar a nuestro cónyuge. 

“¿Qué es necesario para ser feliz?” Amar como Jesús amó, vivir como Jesús  vivió, sentir lo que Jesús sentía…” 

(Pe Zezinho) 

El amor verdadero incluye compromiso. 

Por inexperiencia e inmadurez, mucha gente hace promesas románticas que  nunca serán cumplidas. Sin compromiso, el amor verdadero no puede desarrollarse. El matrimonio es muy importante; es necesario que se prepare muy bien antes de  comprometerse para siempre. 

El amor verdadero es incondicional. 

Sólo en un clima de amor incondicional, que conseguimos distender las defensas  y permitir la intimidad. Amar sin querer nada a cambio no es natural para el ser  humano, pero debemos luchar por eso. No hay nada que apele más al corazón que el  amor y la aceptación incondicional. 

El amor verdadero nos lleva a amarnos a nosotros mismos. 

“Ame a su prójimo como a sí mismo” (Mateo 22:39) “De todos los juicios que  hacemos, ninguno es tan importante como el que hacemos de nosotros mismos”  (Nathaniel Branden, escritor psicólogo).  

La autoestima que incluye confianza y respeto propio nos capacita a lidiar con  los desafíos de la vida, sin dejar de ser feliz. La persona que tiene una buena autoestima  busca entender y dominar los problemas que surgen; respetar y defender sus intereses y  necesidades.  

Cuanto mejor esté nuestra autoestima, más conseguiremos tener relaciones  saludables con respecto y buena voluntad. Pero no confunda este tipo de amor, con  gloriarse a sí mismo a costa del otro. La autoestima no puede ser corrompida por la  arrogancia. 

El amor verdadero perdona. 

Un médico misionero llamado McMillen afirmó que “al decir Jesús que  debemos perdonar hasta setenta veces siete, estaba pensando no sólo en nuestras almas,  sino en salvar nuestros cuerpos del síndrome de colitis, de enfermedades cardíacas, de la  hipertensión arterial y de muchas otras enfermedades”. Nadie es perfecto pero cuando  se perdona, el amor es fortalecido. 

El amor verdadero respeta la individualidad. 

Cuando amamos a alguien de verdad, dejamos que ese alguien sea él mismo,  respetando su espacio. No hay necesidad de dominar al otro; es necesario respetar su  libertad de pensamiento y de decisiones. Permítale desarrollar su potencial y su  identidad propia.

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El amor verdadero es generoso. 

Su mayor preocupación debe ser la de servir a su compañero (a). Felices son los  que se preocupan más en dar que en recibir. El amor busca favorecer al otro, ayudando,  aliviando y compartiendo. No es fácil dar amor. Incluso cuando los demás hablan con  nosotros, podemos escoger amar. 

La supremacía del amor 

Es normal que las emociones románticas sean evaporadas por las agitaciones del  día a día. Necesitamos saber lidiar con los problemas sin desvalorizarnos a nosotros  mismos o a nuestro compañero. Para esto, debemos pedir a Dios que nos enseñe a amar.  Compare el texto de abajo con su forma de amar: 

“Si yo tuviese el don de hablar en otras lenguas sin haberlas aprendido, y si yo pudiese  hablar en cualquier idioma que hay en la tierra o en el cielo, y no tengo amor por  otros, sólo estaría haciendo ruido. Si yo tuviese el don de profetizar, y conocer todo lo  que sucederá en el futuro, si supiese todas las cosas, y no amase a los otros ¿qué de  bueno tendría? Incluso que tuviese el don de la fe, al punto de poder hablar a una  montaña y hacerla salir de su lugar, incluso así no valdría absolutamente nada sin  amor. 

Si yo diese a los pobres todo lo cuanto tengo y fuese quemado vivo por predicar el  Evangelio, y aún así no amase a otros, eso no tendría valor alguno. El amor no exige  que se haga lo que él quiere. No es irritable, ni ofensivo. No guarda rencor y  difícilmente notará el mal que otros le hacen. Nunca está satisfecho con la injusticia,  sino se alegra cuando la verdad triunfa. Si usted ama a alguien, será leal para con él,  cueste lo que cueste. Siempre creerá en él, siempre esperará lo mejor de él, y siempre  se mantendrá de su parte”. (1 Corintios 13: 1-8) 

Analice su capacidad de amar 

PARA 

COLOQUE

Siempre 

4

Algunas veces 

3

Raramente 

1

Nunca 

0



  1. Demuestro paciencia y bondad cuando surgen situaciones desfavorables. ( ) 02. Respeto la diferencia de pensamiento de él (de ella), incluso cuando no estoy de  acuerdo. ( ) 
  2. Elogio su forma de ser. ( ) 
  3. Al demostrar actitudes gentiles, hago esto para agradarlo (la). ( ) 05. Valorizo sus logros, sin sentirme disminuido. 
  4. Deseo saber la voluntad de mi cónyuge y unirla a la mía, para que ambos nos  sintamos realizados. ( ) 
  5. Busco llenar sus necesidades, en lugar de exigir que sean satisfechas las mías  primero. ( ) 
  6. Deseo que las demostraciones de mi cónyuge sean espontáneas. ( ) 09. Olvido y perdono con facilidad cuando no soy bien tratado (a). ( ) 10. Perdono fácilmente. ( ) 
  7. Asumo la responsabilidad de mis errores sin culpar a mi cónyuge. ( ) 12. Hago promesas que puedo cumplir. ( ) 
  8. Trato de ser fiel y honesto (a) con mi cónyuge diciendo la verdad. ( )

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Menos de 15 puntos= ¡Señal roja! 

Entre 15 y 39 puntos = ¡Señal amarillo! 

De 39 puntos para arriba= ¡Señal verde! 

Continúe creciendo rumbo a la expresión del verdadero amor. Usted ya puede sentir que  sus actitudes positivas en relación a él tienen que ver con un buen relacionamiento. 

Describir el amor verdadero puede fortalecer la unión de la pareja, haciéndola  apacible y satisfactoria. Este es el trabajo de una vida, pero el desarrollo del amor es  esencial para la plenitud propia de la vida y de la felicidad familiar. Ese desarrollo  depende de nuestra actitud y no de nuestros sentimientos. Para actuar así, necesitamos  acercarnos cada vez más a Dios, porque Él es la única fuente de amor. Que Él le  bendiga en esta búsqueda constante. 

LEA MÁS acerca del tema estudiado 

“Cartas a jóvenes enamorados”. Elena de White, ACES. 

MOMENTO de REFLEXIÓN:  

  1. ¿Cómo demuestra usted su amor en sus relaciones familiares? 

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  1. ¿Qué podría hacer usted para aumentar, día a día, el amor entre usted y la persona que  usted ama, como un principio adoptado por la razón? ¿Qué efectos usted cree que esto  traerá a su relación? 

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  1. ¿Qué podemos aprender del ejemplo de Jesús al demostrar amor por las personas? ________________________________________________________________ 

“Dios es amor” está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo de la  naciente hierba. Los hermosos pájaros que con sus preciosos cantos llenan el aire de  melodías, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección lo perfuman, los  elevados árboles del bosque con su rico follaje de viviente verdor, todos atestiguan el  

tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y su deseo de hacer felices a sus hijos”.  (EGW. “Camino a Cristo”, p. 10)